Francisco Aguirre Leo

En materias del mercado eléctrico aprovecho tanto mis frecuentes cátedras como la consultoría independiente, para sorprender a quienes creían que el sector eléctrico chileno había sido terminado de privatizar a mediados de los años 90, pues muestro como CODELCO ha seguido siendo el actor estatal que ha seguido influyendo discretamente, pero con importante peso, en el mercado eléctrico, no solo en su demanda, sino simultáneamente en sus precios y en su oferta, lo que a juicio de algunos refleja un conflicto de intereses y para otros una condición de testigo estatal conveniente para el funcionamiento del mercado. Desde inicios del uso industrial de la electricidad a fines de los años 1800, las faenas mineras han sido importantes consumidores, en que en las “chilenizadas” durante el siglo pasado -hoy propiedad de CODELCO-, el abastecimiento de electricidad fué históricamente parte de la gestión propia a la faena minera, externalizada en los años 90 por privatización de las centrales generadoras mineras siguiendo así al antiguo servicio público. Esto permitió en Chile el desarrollo de grandes sistemas eléctricos interconectados con las consiguientes economías de escala y menores costos. Así, con la reforma del mercado eléctrico los grandes clientes industriales y mineros se volcaron a celebrar contratos de mediano y largo plazo con las empresas generadoras en un ambiente que la reingeniería económica de los años 80 definió como competitivo con una singular e importante característica, esto es que los precios de electricidad para consumidores domésticos debía seguir los resultados de los grandes contratos libremente negociados. Como cifras estadísticas 2009, la minería representa el 35% del total consumo pais, grandes industrias el 9% y el 56% restante resulta entonces recibir precios regulados dependientes de los contratos libres de los primeros,. A su vez, CODELCO consume hoy el 12% del total pais, con incidencia ponderada 27% en los precios que aplican al mercado regulado. Entonces la importancia de CODELCO como consumidor eléctrico es que sus negociaciones de tarifas eléctricas en la práctica afectan las del 99% de los chilenos. Ahora bien, como partícipe en el sector productor de electricidad, recientemente redujo su propiedad desde 66% hasta 42% en el actual conglomerado energético EDELNOR, la que según cifras 2009 participó abasteciendo al 49% de la demanda eléctrica del SING en el que a su vez CODELCO representó el 26% en forma directa. Lo anterior sin duda tiene tanto signos de oligopolio como de oligopsonio presentes en un mercado eléctrico que aún no responde a los objetivos de la reingeniería económica de hace 30 años. Veremos en que termina la sabrosa polémica y sus efectos finales en el mercado eléctrico cuyos precios desde este año 2010 tienden a ser 100% resultantes de contratos libres.