Francisco Aguirre Leo

En la primera parte de esta columna me referí a las entidades relevantes del sector energía y ahora supongamos que el nuevo equipo humano está armado y demos entonces una visión del entorno de sus desafíos en relación al sector eléctrico. Para ayudar al equipo existe un marco normativo fuertemente reformado en 2004 y 2005 y que, con fuerte discusión, cambió el modelo original de negocio de generación, de distribución y de transmisión de electricidad, traspasando riesgos y costos vía precios desde las empresas proveedoras al consumidor e incentivando inversiones en el sector transmisión y generación de electricidad. Tengase presente que en el sector eléctrico casi todo es privado (el casi lo justifiqué antes), de modo que las acciones deberán ser por vías de diseño o de aplicaciones regulatorias y de fiscalización del cumplimiento de normas, aspectos en que respectivamente intervienen entidades como CNE, SEC y el nuevo Ministerio del Medio Ambiente. En cuanto al sector hidrocarburos, la participación de ENAP es relevante como empresa estatal en un mercado hoy fuertemente afectado por restricciones de importaciones de gas argentino vía gasoductos, que pueden atenuarse con el desarrollo de un proyecto de GNL traído por barco a esta isla energética en la que está Chile. Si bien poco se conoce del avance de ENAP en Geotermia, y cada día se hace más celestial la música sobre el proyecto de anillo energético, sobre el GNL pareciera tendremos realización, pero probablemente no del tamaño deseado para abastecer nuevos desarrollos eléctricos de largo plazo ni como soluciones definitivas durante este gobierno, sino que, después de dura negociación en curso, sólo para respaldo de actuales negocios con instalaciones existentes que dependen de gas argentino y sus contratos en curso. Esta jibarización del proyecto de GNL derivaría de la imposibilidad de asegurar un precio de gas que lo hiciere claramente competitivo frente a las alternativas usando el tradicional Carbón y la Hidroelectricidad, las que ya están evidenciando proyectos que estarán en la matriz energética futura, a la que probablemente habrá que incluir también la alternativa nuclear hacia fines de la póxima década. Esto sin duda debe ser parte de las discusiones que orientarán la conformación de la matriz energética de nuestro país al largo plazo. En el corto plazo las autoridades deberán administrar las herencias del pasado, con apremios por precios al alza y con oferta energética no apareada a la demanda, particularmente en el SIC, que con 60% de componente hidro y 30% gas queda precariamente expuesto y, en el extremo, con alto costo, a tomar acciones urgentes con petróleo. Esto aproblemaría a las nuevas autoridades y lleva a escenarios indeseados cuyos costos en soluciones de emergencia en el sector eléctrico serán fácil y rápidamente traspasados a los clientes finales por vía administrativa a los regulados y contractual a los incautos grandes consumidores, efectos y eventos cuyos costos sorprenderán y que deberán ser bien explicados, todos que representan el desafío en el ámbito energético de este gobierno durante el completo período 2006-2009, y que ameritan potente capacidad política y técnica de los nuevos colaboradores, que hasta esta edición aún no han sido nombrados.