Francisco Aguirre Leo

Académico de Economía Energética y socio de Electroconsultores Ltda.

Los paises desarrollados logran ventajas comparativas de sus propios recursos, que brindan niveles de calidad de vida que el nuestro aún no alcanza. Este logro solo se consigue moviendo la industria, los servicios y la vida doméstica con electricidad, siendo en Chile necesario disponer actualmente de 1 KW de potencia promedio instalada por habitante, que a su vez consume una energía de 7000 KWH anuales, para mover la totalidad de actividades nacionales de cualquier tipo.¿Y como conseguimos aquello?. Hoy con 70% de combustibles fósiles importando caro carbón, gas y petróleo, proporción exactamente inversa de solo hace 20 años, en que por distintas razones partió el abandono de los recursos propios, desaprovechando una cordillera privilegiada que acumula nieve en sus alturas y cuyas cuencas conducen grandes volúmenes de agua que descienden hacia el mar, sin usar su energía potencial. En efecto, caídas de agua controlada permiten, por cada metro cubico y por cada 100 metros de altura, instalar generadoras por cerca de 1000 KW de potencia, que permiten dar suministro eléctrico a 200-300 viviendas a costos muchísimo menores a los actuales que agobian la industria, minería, servicios y domésticos.

Del Catastro Nacional de Recursos Hidroeléctricos disponibles en nuestro país hacia fines del siglo pasado, el potencial inventariado era cercano a unos 23.000.000 KW, de los que actualmente explotamos cerca de solo un cuarto de aquello, quedando el resto aún disponible de aprovechar, crecientemente hacia zonas australes. En efecto, cuencas como las del Aconcagua, Maipo, Rapel,  Maule y Laja tienen aun disponible solo unos 500 MW, la del BioBio cerca de 1000, Valdivia y Petrohue otro tanto, quedando hacia el sur en las cuencas inexplotadas del Puelo, Futaleufu, Palena, Rio Cuervo, Aisen, Baker y Pascua cerca de 9000 MW utiles para proyectos de gran capacidad de producción. Y el resto no contabilizado en las cifras anteriores está en multitud de proyectos menores y medianos distribuidos en la zona centro-sur. ¿Cuál es la fuerza irracional que realmente inhibe reponer una política energética eficiente de beneficio social nacional?