Francisco Aguirre Leo
 

El mercado eléctrico está bajo incertidumbre en todas sus distintas visiones. Están los oferentes (empresas generadoras, transmisores y distribuidores). Está la autoridad reguladora (MINECON, CNE, SEC y CONAMA). Están los consumidores, diferenciando aquellos pequeños clientes que se acogen a los aspectos regulados de la normativa, especialmente precios, y aquellos grandes consumidores que libremente negocian el suministro eléctrico, incluida su calidad de servicio. Están los inversionistas, especialmente institucionales, que deben tomar decisiones de entrar o salir de un mercado que en estos próximos días mostrará novedades. En cuanto al negocio distribuidor, con ventas de electricidad superiores a 1.500 millones de US$ anuales, habrá novedades de fijación tarifaria (VAD) en pocas semanas. A este respecto hay inquietud en las empresas operadoras, cuyos ingresos resultarán afectados para los próximos cuatro años como consecuencia del trabajo con peso 1/3 para el resultado de los consultores de las empresas y del peso 2/3 de los consultores propios de la CNE. En particular preocupa que la valorización de ambas partes antagónicas diverjan sustancialmente, con la consecuente polémica que la última vez derivó en recursos legales de empresas distribuidoras y que en 1996 entrabaron y retardaron la aplicación tarifaria reductora en casi un año.

En el negocio de transmisión, cuyo volumen anual de ingresos aproxima a los 150 millones de US$, la principal empresa, TRANSELEC, está hoy en un proceso de evaluación por potenciales compradores extranjeros, que intentan estimar ingresos futuros en un escenario normativo hoy cuestionado y que figura como uno de los principales aspectos a considerar en la anunciada reforma de la legislación eléctrica, que también se vislumbrará en Octubre.

Por su parte el negocio de generación, que factura cerca de 1.400 millones de US$/año está en ascuas, derivado ello de sobreoferta por decisiones de inversión económicamente erradas en el SING durante los últimos años y de una guerra entre competidores usuarios de gas natural y petcoke y de un cartel generalizado de los generadores del SIC para que los próximos Precios de Nudo, ajustados cada seis meses y próximamente en Octubre, resulten favorables para ellos, aún cuando legalmente ellos han derivado de sus propias negociaciones de mercado.

La autoridad reguladora por su parte está bajo fuerte presión pues tiene que: poner en práctica normas técnicas de calidad de servicio, revisar normas ambientales, validar simultáneamente tarifas de generación y de distribución, emitir un proyecto de reforma a la ley eléctrica. Entre los aspectos a reformar está también la gestión de la llamada Bolsa de Energía, de los Despachos de Carga y la habilitación de un nuevo actor competitivo, como sería el Comercializador, ente intermediario especializado entre los clientes y los proveedores.

Para los clientes, todo lo anterior influirá en sus costos. Los no regulados quedan en manos de sus contratos libremente convenidos. Para los regulados, afectados por 60% VAD de distribución y 40% por Precio de Nudo, además se agrega hoy una presión contingente incrementada por alzas sistemáticas en dos variables que afectan las tarifas del sector: el precio del dólar y el de los combustibles. Esto activó recientemente un alza de tarifas en el SIC, cuya autorización de aplicación fue notificada con innecesaria prisa y cuyos 15 días de anticipo en alza de precios costará más de 2 millones de US$ adicionales a los clientes, ello en favor de los generadores a partir de los días de nuestras fiestas patrias.¡Viva Chile!